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Migración venezolana: Efectos sobre la economía de las clases bajas de Colombia.

Se estipula por migración Colombia que alrededor de un millón de venezolanos se ha albergado en nuestro país, con la clara justificación de lograr encontrar las oportunidades necesarias para mejorar su situación económica, y ayudar a sus familias que aún viven en Venezuela.  No obstante, la demanda laboral que crece a medida que llegan más inmigrantes generan consecuencias negativas en la economía nacional. Pero ¿cuáles son los riesgos de esta migración masiva en Colombia?

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Los salarios normalmente se manejan a partir de la oferta-demanda, mientras más demanda haya (empleados), y menor oferta (empleadores), los salarios serán más bajos, pero si hay menor demanda y mayor oferta, estos estarán por encima del salario promedio. La llegada de venezolanos en busca de oportunidades laborales ocasiona un crecimiento en la demanda, lo que genera una competencia entre colombianos y venezolanos, la cual es ganada en muchos casos por los venezolanos, quienes aceptan contratos laborales con remuneraciones por debajo del SMMLV. ¿Qué consecuencia tiene esto?

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Por un lado, el que un ciudadano venezolano acepte una oferta laboral por un salario por debajo de la normatividad, vulnera su derecho como trabajador a obtener la remuneración necesaria para adquirir los bienes necesarios para sobrevivir. Los cuales se encuentran balanceados por el IPC (Índice de precios al consumidor), es decir, el salario está relacionado con los precios de la canasta familiar, entre más costosa sea esta, el salario debería aumentar, pero si pasa lo contrario, el trabajador no podrá adquirir lo necesario para vivir.

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No obstante, la justificación que muchos venezolanos dan -la cual es entendible-, es que no pueden exigir salarios altos cuando ni siquiera tienen para comer,  así que tienen que trabajar por lo que les ofrezcan. Además, como afirmamos previamente, los venezolanos residentes en el país envían dinero a sus familias en Venezuela para que puedan adquirir los bienes para vivir, por lo cual, un salario de 500.000 en Colombia, que se encuentra por debajo de la normatividad salaria, sirve para que cualquier venezolano pueda vivir.

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Sin embargo, estas decisiones son la que afectan a los colombianos, sobre todo aquellos de la clase baja, quienes no tienen trabajos estables, y donde la mano de obra puede ser reemplazada rápidamente por una de menor costo, en este caso la de los venezolanos. Esta disputa laboral tiene como repercusión un efecto negativo en la competencia entre los pequeños negocios, pues muchos han optado por incluir en su fuerza de trabajo personas de nacionalidad venezolana que cobren menos, de esta manera reducen sus costos de producción, permiten reducir precios al consumidor y ampliar sus ganancias.

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Como consecuencia, las demás empresas deben efectuar políticas que reduzcan los salarios para poder competir con otras que venden a precios más bajos. Lo cual afecta la economía de muchas familias, y si tenemos en cuenta el crecimiento de los precios de algunos productos de la canasta familiar, la reducción de salarios no permitirá cubrir las necesidades de los individuos. A su vez, las familias deben administrar sus recursos dándole prioridad a la vivienda y la alimentación y dejando de lado la educación y el ocio cultural.

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Según el Ministerio de Trabajo de Colombia, para que un emigrante pueda ejercer su derecho a trabajar no debe entrar como turista al país, y debe contar con visa de trabajo que otorga el Ministerio de relaciones exteriores y Migración Colombia. La competencia salarial que se ejerce a partir del éxodo venezolano ha afectado en mayor medida los empleos informales y formales que no exigen requisitos legales como el PEP (permiso especial de permanencia), ni la visa de trabajo de los ciudadanos venezolanos, por lo cual, como se ha dicho anteriormente, los más perjudicados son las clases bajas, quienes se encuentran bajo la cuerda del sistema laboral, pues o deben cobrar menos por su trabajo o buscar un empleo en otro lugar.

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Por otro lado, un salario bajo en una economía con precios altos no permite el consumo necesario para que haya un ciclo armonioso entre producción y consumo. Por lo cual, algunas empresas deben reducir su producción, lo que tiene como consecuencia menos necesidad de mano de obra, es decir, desempleo.

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